Los materiales escolares han sufrido una gran cantidad de cambios con el paso del tiempo, adaptándose a las necesidades y exigencias de la sociedad en cada momento.
Antiguamente, para trabajar la lectura se utilizaban unas cartillas, impresas en blanco y negro, y sólo con alguna que otra ilustración. Sin embargo, más tarde se renovó el proceso de aprendizaje de la lectura, con la aparición del método “Rayas”, que se basaba en el aprendizaje de la lectura por la escritura. Al ser la agricultura el principal medio de vida, ésta influyó en la enseñanza, como se puede observar, por ejemplo, en las ilustraciones de los antiguos libros de lectura, donde aparece un arado tirado por animales en el campo. Con respecto a la escritura, al principio era una destreza poco extendida, pero más tarde pasó a ser una competencia universal. Al principio, para escribir se utilizaba la pluma de ave de ganso, sustituida después por la metálica, y había cuadernos de escritura pautados, manuscritos escolares, etc. Más tarde los útiles empleados fueron el papel y el lápiz de grafito.
Todos estos materiales han seguido evolucionando a lo largo de los años, pero sobre todo en las últimas décadas lo han hecho de una forma más rápida y eficiente.
Anteriormente como hemos visto, los contenidos resultaban muy pesados, y en los libros sólo aparecía texto, sin imágenes ni variedad de formatos. Hoy en día los libros utilizados están adaptados a cada edad correspondiente, dotados de todo tipo de imágenes, tablas, información, etc.; son muy completos y están centrados en los detalles y en las necesidades de los alumnos.
Además, desde hace un tiempo, se han instalado en las aulas las nuevas tecnologías, lo que ha supuesto un complemento para la enseñanza, y por tanto una mejora en su calidad. Estos nuevos dispositivos, como pueden ser los ordenadores, netbooks, tablets, etc., pueden suponer un menor gasto para las familias, ya que en un mismo aparato se pueden incluir varios libros en formato electrónico, además de un menor peso y espacio a la hora de acudir los niños al colegio. Uno de los nuevos avances tecnológicos ha sido la creación de libros de texto en formato digital, llevado a cabo por algunas editoriales como Santillana, SM o Anaya. Estos libros tienen los mismos contenidos que los libros en papel, y además permiten a los profesores ampliar los contenidos.
Sin embargo, a pesar de todo esto, existen desventajas en estos materiales. Por ejemplo, no se trabaja la motricidad fina, no se puede escribir en ellos (tomar notas, subrayar, apuntar dudas), y puede ser perjudicial para la vista, además de contribuir al sedentarismo y la dejadez.
En mi opinión, creo que estas nuevas tecnologías se pueden utilizar como material complementario al tradicional, pero sin llegar a sustituirlo. Debemos intentar luchar por una enseñanza de calidad, combinando lo mejor de cada tipo de material, pero sobre todo que primen los intereses de los niños y los valores de siempre.
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